GRUPO DE SENDERISMO DE SAN NICOLÁS DEL PUERTO

 

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            Recuerdo que fue en el bar, como no, cuando hablé por primera vez con Javier Merchán y su mujer Carmen sobre su afición al senderismo. Ellos lo practican sobre todo en el norte, en Asturias, cuando se van todos lo veranos de vacaciones. Allí, en los Picos de Europa, existen unas enormes posibilidades de practicar este deporte. Comentábamos por entonces sobre las posibles rutas que nuestra localidad y su entorno pueden ofrecer para la realización de este deporte. De hecho, ellos ya había salido y recorrido algunas por los caminos y vías pecuarias más conocidas de nuestro entorno.

            Yo por entonces me encontraba preparándome para sacar las oposiciones y por tanto no tenía tiempo para nada que no fuese estudiar y sentía una gran envidia  por no poder salir con ellos. Pero prometí que en cuanto terminase, realizaríamos juntos algunas de estas caminatas. Afortunadamente logré aprobar las oposiciones y, como lo prometido es deuda,  en la primera ocasión que tuvimos hicimos planes y realizamos la primera salida. Esa primera ruta que hice con ellos, consistió en bajar en coche hasta la Isla del Pescador, dejar el coche allí y continuar andando por el camino que parte de la Isla paralelo a la carretera y que transcurre por el la otra orilla del río. Es el camino que hoy forma parte de la Vía Verde. Una vez llegado al cruce con el camino que viene de la finca Las Barracas ( o las Berracas, como es más conocido en San  Nicolás), tomamos dirección hacia estas subiendo hasta el cortijo de dicha finca. Recuerdo que la subida me pareció en aquella ocasión interminable y me dejo casi al límite de mis posibilidades dada la falta de práctica de este deporte que por entonces tenía yo. También recuerdo que los paisajes que se divisaban conforme íbamos subiendo me impresionaron gratamente y que estaba descubriendo una parte importante de nuestro entorno, el cual jamás había visto a pesar de que prácticamente toda mi vida había estado en San Nicolás. Y todo ello gracias a dos amigos que venían los fines de semana desde Sevilla. Paradojas de la vida. Pues bien, continuamos el camino de las Berracas como ha dicho, hasta llegar al cortijo, el cual veía por primera vez también. Recuerdo la interesante conversación que tuvimos con la mujer del encargado de la finca, la cual nos explico que llevaba muchos años viviendo en la finca pues su marido era el encargado de la misma, pero que ahora se disponían a abandonarla por ciertas discrepancias con los dueños de la misma. En su sustitución venían una familia de sudamericanos para realizar este trabajo. En fin, los avatares de los nuevos tiempos que corren. A continuación seguimos el camino en dirección al Cerro del Hierro y desde allí por la Vía Verde, regresamos a San Nicolás. Termine muy cansado, con gran cantidad de agujetas los días siguientes a la marcha, pero con una muy agradable sensación de bienestar por haber superado este pequeño reto y haber descubierto el enorme potencial que representaba la práctica de este deporte.

Más tarde, comentamos con algunos amigos del pueblo esta ruta que habíamos hecho, algunos de los cuales se animaron y entusiasmaron, con lo cual ya estábamos haciendo planes para programar la próxima y en la que ellos querían participar. Fue así como Inma, Jorge, Pepe, Jesús, Eduardo, Arsenio,  Juan Carlos e incluso algunos amigos nuestros de otras localidades  se fueron incorporando paulatinamente al grupo. Hay que mencionar también especialmente a nuestro amigo Cristóbal Lora de la localidad vecina de Constantina y que, por su gran amistad con algunos de nosotros, le encanta y conoce, también debido a que ha pasado unos cuantos años trabajando en el campo de nuestro pueblo, las posibilidades que ofrece este tipo de deporte.

Como he dicho, el grupo se fue agrandando y se hicieron ese año gran cantidad de rutas, muchas de ellas a pie y en alguna ocasión en bicicleta. También nos enteramos por entonces que existía un grupo de montañismo con socios del Cerro del Hierro, de Cazalla y de Sevilla. Muchos de nosotros pensamos que sería interesante apuntarse a este grupo, llamado Club de Montañismo Élbruz. En principio nos apuntamos fundamentalmente por la ventaja que suponía a la hora de tener un seguro que cubriese algún posible accidente a la hora de practicar el senderismo o la bicicleta de montaña, pero poco a poco fuimos conociendo a muchos de sus componente e integrándonos cada vez más en este club de montaña. Especialmente trabamos amistad con Juan Pérez, autentica alma mater de club y que es un profundo enamorado de la Sierra Norte y de todos los deportes que pueden practicarse en ella. Gracia a él y al club, descubrimos algunas de estas posibilidades como es la escalada en el Cerro del Hierro, actividad muy practicada por los componentes del Élbruz. También Juan ha sido el impulsor de las rutas de senderismo más duras que se han practicado en nuestra Sierra: la ruta Juan Carlos y la ruta Arsenio de 30 y 60 km. respectivamente. Al mismo tiempo Juan se ha integrado en multitud de ocasiones a las actividades que nuestro grupo ha planteado. De hecho, hoy en día puede decirse que el grupo de senderismo de San Nicolás del Puerto está integrado dentro del Club de Montañismo Élbruz. Tanto es así, que el vocal de senderismo del club es Javier Merchán.

También hay que destacar lo abierto de nuestro grupo de senderismo, pues cada vez que se ha hecho alguna salida, generalmente casi siempre han participado grupos de personas conocidas o amigas nuestras y que provienen de lugares en muchas ocasiones de fuera de la Sierra Norte. Así, han venido a hacer rutas con nosotros algunos amigos de Inma de distintas localidades de la provincia de Sevilla, amigos de Javier Merchán que son de Lora del Río, amigos nuestros del club Élbruz de Sevilla así como de Cazalla, compañeros de trabajo y amigos de Javier Merchán de Sevilla, incluso en una ocasión vinieron conmigo unos amigos del Instituto Nacional de Meteorología de Sevilla.

Otro aspecto importante que quiero destacar de la práctica de este deporte es que permite fomentar las relaciones personal entre aquellas personas que la practican pues generalmente se trata de realizar tramos de entre 15 o 20 km. en los cuales se puede tardar aproximadamente unas tres o cuatro horas. En este tiempo se comparten muchas cosas: desde la comida o bebida que llevas hasta,  y sobre todo, la conversación en la cual se conoce y comprende a tus compañeros de camino. Además, generalmente al final de la ruta se suele hacer una comida en el bar o restaurante más emblemático de la localidad a la cual llegamos. Este es otro gran aliciente, especialmente para algunos de nosotros, de la práctica de este deporte por parte de nuestro grupo de senderismo.

Además gracias al senderismo yo personalmente, y creo que muchos de nosotros, hemos descubierto, además de personas y amigos de lo más interesantes, muchos paisajes y rincones de nuestro entorno que desconocía y que verdaderamente merecen la pena por su enorme belleza y encanto.

En definitiva, desde estas líneas animo a todo los amantes del deporte y de la naturaleza a que se apunten y participen con nosotros en practicar una de las enormes posibilidades que ofrece nuestro entorno natural y humano: el senderismo. Yo en multitud de ocasiones me asombro de lo poco que aprovechamos el gran potencial de posibilidades que ofrece la Sierra Norte y este es uno de ellos.